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El carsharing o por qué no necesitas tener coche en la ciudad

DAVID BARTOLOMÉ I Responsable de desarrollo de negocio de SHARE NOW para España y Portugal


En los últimos 5 años estamos asistiendo a una fascinante transformación de las grandes ciudades que supondrá un verdadero cambio de paradigma en el ámbito urbanístico. Gran parte de este cambio se debe a la reformulación de las políticas de movilidad, que han pasado de dar prioridad al transporte rodado a intentar devolver los espacios públicos al ciudadano, orientando el transporte hacia un modelo más sostenible y respetuoso con el medioambiente.



Para conseguir una verdadera transformación de la movilidad que dé respuesta a las nuevas necesidades de las ciudades, además de promover una red de transporte público eficaz, es necesario poner a disposición de los ciudadanos otras alternativas como los vehículos compartidos (coches, bicicletas, motos, patinetes…) que les permitan elegir la opción más adecuada para sus necesidades en cada momento. El carsharing flexible (también conocido como free floating en inglés) y con cero emisiones (eléctrico) es el modelo de coche compartido que más se ha extendido en los últimos años, porque ofrece una opción asequible, flexible y sostenible para todos aquellos que busquen un método de transporte fácil para moverse por las grandes ciudades. Estos vehículos, que pueden alquilarse por minutos gracias a una app móvil, están preparados para una utilización intensa por parte de sus usuarios, y su funcionamiento no puede ser más sencillo. Tras darse de alta en la plataforma, los usuarios abren la aplicación en su Smartphone, seleccionan el coche que tengan más cerca, lo abren con el mismo móvil y al terminar el trayecto pueden aparcar en cualquier lugar (incluyendo zona azul, de manera gratuita) dentro de la zona de operaciones. El usuario conoce de antemano cuál va a ser el precio por minutos o por horas de su trayecto, que varía en función de la demanda y la zona donde alquile el coche. Una verdadera revolución para los trayectos urbanos de media distancia, que suelen ser los más frecuentes, y que dota a los ciudadanos de una opción más flexible, más capilar, y con unas condiciones de comodidad y seguridad que complementa a la perfección al transporte público colectivo. Además, el carsharing eléctrico sirve también como marco de prueba para mejorar este tipo de movilidad (la eléctrica), con el fin de alcanzar un futuro que incluya únicamente vehículos eléctricos en nuestras carreteras y en entornos urbanos. Para muchos de los más de 255.000 usuarios que ya han alquilado un coche compartido con SHARE NOW en Madrid, esta ha sido su primera toma de contacto con un coche eléctrico y se han sorprendido por su fácil conducción y su utilidad para trayectos urbanos. Así, al normalizarse a los ojos de los consumidores, la opción de dejar atrás los combustibles fósiles y apostar por un planeta más limpio irá ganando adeptos. De hecho y según los últimos datos de ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), la matriculación de coches eléctricos e híbridos se ha incrementado más de un 47% en el mes de julio, si lo comparamos con el mismo mes del año anterior. Esta tendencia de crecimiento se ha podido observar también en los primeros siete meses del año, cuando se ha producido un incremento del 41% respecto al mismo periodo de 2018, y los propios fabricantes reconocen el impulso que el carsharing eléctrico supone para las ventas de estos vehículos.


Por otra parte, el pago por unidad de tiempo resulta en un regulador natural de su uso, por lo que se consume este servicio solo cuando es realmente necesario, evitando así el abuso en la utilización del automóvil, o la adicción a la que llegamos a acostumbrarnos. Por lo tanto los coches compartidos también plantean una solución al problema de espacio en las ciudades, ya que compartir vehículos reduce significativamente el número de coches privados. De hecho, se estima que cada vehículo compartido reemplaza de 6 a 8 vehículos privados que circulan en las ciudades. También se evita que los coches aparcados ocupen un espacio que podría ser aprovechado por otros modos blandos u otras actividades, al reducir el número total de vehículos en la ciudad.

“Algunas grandes capitales continúan sin reconocer este gran aliado de la movilidad sostenible y el medio ambiente urbano.”

No obstante, algunas grandes capitales continúan sin reconocer este gran aliado de la Movilidad sostenible y el medio ambiente urbano, y sin regular los servicios de carsharing.


La regulación efectiva que permita el comienzo de las operaciones y la determinación de unas condiciones positivas del uso del espacio público para los operadores de carsharing (y en última instancia el ciudadano con hábitos de desplazamiento responsable) son aspectos que determinan la velocidad a la que estas nuevas formas de movilidad irán implantándose en nuestro país.


Otra de las grandes barreras para el desarrollo del carsharing flexible eléctrico, y de la Movilidad eléctrica en general, es el despliegue de una infraestructura de carga suficiente en densidad y potencia (semi-rápida). Las grandes ciudades en nuestro país no han adoptado, y se resisten a adoptar un modelo en el que exista esta red densa de puntos de carga en la vía pública, suficientemente convincente para el usuario. Es cierto que el vehículo eléctrico se carga principalmente en origen o destino del viaje, pero es necesaria esta red de apoyo, para dar seguridad, quitar miedos, y ofrecer opciones a todos los ciudadanos, y no sólo a los propietarios de garaje.


El carsharing flexible representa la demanda inicial para estos puntos de carga, la generación de experiencia en su uso por parte de la ciudadanía y la competencia en el espacio urbano con el vehículo privado, contaminante y normalmente de uso individual.


Así por ejemplo, Ámsterdam, una capital donde SHARE NOW opera desde 2013 con una flota 100% eléctrica, ofrece más de 3.000 puntos de carga en su vía pública, ya que entiende que cada punto de carga instalado es espacio destinado a la Movilidad Sostenible y restado al vehículo privado. Stutgart cuenta con más de 400 puntos. Hamburgo por su parte, ha desarrollado unos 800 puntos con la ayuda de SHARE NOW. París aprovecha la infraestructura que dejó Autolib. Milan desarrolla áreas de Movilidad con espacio reservado al carsharing y puntos de carga en su vía pública.


El despliegue de esta red no puede implementarse sin su consideración estratégica por parte de los gobiernos tanto a nivel nacional como autonómico y local, que son quienes deben desarrollar la legislación y proyectos específicos en este ámbito.


Y sin embargo, ya existe en España un ejemplo de modelo de implantación de servicios de carsharing exitoso gracias al apoyo del gobierno local. Cuando en 2015 car2go (ahora SHARE NOW) comenzó sus operaciones en Madrid lo hizo respaldado por el Ayuntamiento de la capital, que en todo momento facilitó las operaciones de la compañía al entender que se trataba de un servicio que no sólo mejoraba la movilidad en la urbe si no que además evitaba a los madrileños respirar miles de toneladas de CO2 al año, contribuyendo así a una mejor calidad del aire.


Hoy, reconvertida en SHARE NOW tras la alianza entre Daimler y BMW, la compañía alcanza los 850 vehículos 100 % eléctricos en Madrid y trabaja de forma activa para ampliar sus operaciones a otras capitales españolas. El trabajo realizado en Madrid abrió el camino para otros operadores de car sharing y hoy son ya más de 2.600 vehículos compartidos a disposición de madrileños y turistas. Junto con un sistema eficiente de transporte público, el carsharing consigue garantizar la movilidad de los ciudadanos, minimizando sus impactos medioambientales.

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